09 marzo 2009

Dánlole los Buenos Días al Universo


Sea la estación que sea, una de mis actividades preferidas es salir con la cámara a saludar o a despedirme del sol desde algun lugar preferiblemente alto. Para mí se trata de un acto de reverencia a la vida y de apreciación por el lugar en que vivo. Hay gente que reza delante de la virgen, o que, por encima de todo, adora a su equipo de fútbol. Yo, en cambio, prefiero levantarme a horas intempestivas, cuando todo el mundo todavía está en plena fase REM del sueño para ir a buscar mi conexión con el universo.
Como es costumbre hoy me he levantado a las 5 de la madrugada, y sigilosamente y a puntillas
como si yo mismo fuera un ladrón en mi propia casa para no despertar a Karen me he hecho un café americano, he mirado el parte del tiempo en el ordenador y seguidamente he salido con el coche hasta el parking que hay al final del valle, hasta dónde quitan la nieve las máquinas. Allí me he calzado los esquís de montaña con las pieles, y con la frontal he iniciado mi camino hacía el lomo de Smith Hill, un cordal que divide los valles de Washington Gulch y Slate River, que ofrece un panorama incomparable de los valles y cumbres circundantes. Durante un buen rato mi ruta transcurrió por bosques de aspens, un árbol en la familia del abedúl, cuyos troncos de marfíl, brillaban fantasmagóricos en la tenue luz de la luna. La nieve, que el día anterior había sido recalentada por el sol y que ahora, a -12ºC era una capa dura y rehelada, crujía bajo mis esquís con una estridencia acentuada mil veces por el silencio sepulcral de la noche.
Al cabo de una hora más o menos, he alcanzado el lomo, y allí me he instalado, bién abrigado y bebiendo un té para calentarme, dispuesto a contemplar el majestuoso fenómeno del amanecer. Poco a poco los oscuros perfiles de las montañas empezaron a dibujarse con mas contraste contra el cielo oscuro. Unas nubes vaporosas flotaban contra el azul, haciendo que el espectáculo pareciese todavía mas celestial.
Durante un rato el sol quedó atrapado detrás de las nubes y llegué a pensar que quizás hoy no sería un amanecer muy vistoso, pero acabó por despuntar y de golpe las cimas se iluminaron como si alguién hubiese levantado el telón. Y ahí me quedé yo, embobado como un niño mirando la peli de la Cenicienta, sin apenas poder reaccionar para sacar fotos.
Y así empezé hoy mi día, ahora estoy delante del ordenador, picando palabras en el teclado con mis manos calientes y no se que decir. Porqué no hay palabras capaces de dar justicia a un amanecer en las montañas.

Si quereis ver estas fotos en mayor tamaño visitad mi página: www.xavierfane.com

Xavi Fané

3 comentarios:

  1. Espectaculares la fotos. Los amaneceres y atardeceres en la montaña simpre me han flipado, y la verdad que no se por qué. Este verano sin ir más lejos, pedaleando por Lleida, realizando la transpirenaica, nos faltaban horas para acabar la etapa, fue el día más duro, la que nos hizo replantear la travesía, pero a la vez la más impactante;yo retrasado unos centenares de metros, subiendo uno de sus puertos interminables, viendo a lo lejos a mis compañeros de aventura, como los rayos de la tarde se reflejaban en las partes metálicas de sus bicis, poco a poco se nos iba apagando el sol, y nosotros pedaleando sin preocuparnos de la cercana oscuridad,sin duda para recordar.

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  2. En la vida de montañero uno se acostumbra a ver salir el sol, y cuando dices en la oficina que después de toda la semana pringando el fin de semana aún madrugas más te conviertes en un tio raro.
    Personalmente para fotografiar prefiero los atardeceres, me dan más paz, y si después te metes en el saco para dormir en una cima y contemplar la Via Lactea...genial!

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  3. Xavi, aquí alguien que aprecia tus letras desde la primera vez que las leyó allá por el 91, cuando aún era imberbe.

    Un abrazo enorme y sigue alentando nuestras pedaladas. Crack! Más que crack!!!

    Este blog me lo guardo como visita obligada.

    Vicent.

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